Este elegante edificio fue construido en 1918 como villa
residencial del industrial don Juan Solans junto a su fábrica harinera. Después
de años de abandono, la casa fue restaurada en 2006 y alberga actualmente la
Oficina del Secretariado del Agua de Naciones Unidas. Destacan por su
vistosidad los paneles de azulejos polícromos de la fachada occidental, que
hicieron que se le conociera popularmente en el barrio como la "Casa de
los Azulejos".
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